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¿SABEMOS TRABAJAR EN EQUIPO?

El trabajo en equipo es fundamental entre los miembros de una organización para que ésta funcione a la perfección. El problema es que a cualquier cosa se le llamaba trabajar en equipo cuando, muchas veces, la expresión se refiere a que las personas trabajan juntas porque no les queda más remedio, pero no unidas.

El trabajar en equipo debe suponer que un grupo heterogéneo de profesionales tienen que colaborar todos juntos por desarrollar un proyecto, complementándose y ayudándose unos a otros. Supone también que estas personas saben dejar a un lado sus diferencias e intereses individuales para llegar a un entendimiento y consenso que les haga trabajar como si fuesen todos uno, superando sus controversias. Para ello será necesaria una comunicación fluida entre todos sus miembros. ¿Pasa esto en vuestras organizaciones?

Sinceramente, dudo que en el 100% de las empresas pase. A veces, esto que parece de lo más lógico es pura utopía. Es más normal que dentro de cada grupo de trabajo haya varios subgrupos que no se pueden ver unos a otros y se dedican a hacerse la vida imposible a la mínima oportunidad, guardando las apariencias y formas de cara a la galería. Por supuesto, el ayudarse es algo que ni se lo plantean; es más, si una persona de ese equipo tiene una idea, en vez de animarle a llevarla a cabo, le desaniman, o intentan “pisarle” la idea.

El resultado es que en proyectos conjuntos se produce constantemente una dosificación de esfuerzos, incumplimiento de plazos, desavenencias entre sus integrantes que hacen que su ejecución se demore más de la cuenta. Eso es intolerable entre profesionales experimentados, pues la actitud de las personas pone en entredicho a la empresa.

Nadie dice que trabajar en equipo sea fácil, sin embargo, es gratificante hacerlo porque cada uno aporta su granito de arena y entre todos, se alcanzan objetivos que ni se habían planteado. Siempre se ha dicho que la unión hace la fuerza. Los éxitos alcanzados serán merito de todos los miembros del equipo. Dos mentes y cuatro manos consiguen muchas más cosas que una sola con dos manos, así que si añadimos más gente, también habrá más aportaciones… Siempre dentro de un límite.

Las personas somos seres sociales de forma innata por naturaleza. Nos necesitamos, unos a otros, para poder avanzar en cualquier faceta de nuestras vidas. Aislándose no se consigue ni la mitad de cosas que abriéndose a las demás personas.

Otro gran problema del trabajo en equipo es tender a prejuzgar a los demás y a lo que aportan sin permitir que lo expongan abiertamente al grupo para poder llegar al desarrollo de grandes ideas o proyectos. Cuando uno trabaja en equipo tiene que dejar en su casa el afán de protagonismo porque lo importante no son los actos personales sino el resultado del grupo.

Un equipo de trabajo no funcionará si todos sus miembros no son positivos y colaborativos, dispuestos a animar a los demás miembros del equipo cuando sea preciso. Hay que erradicar la existencia de personas “tóxicas” al grupo, que ralenticen constantemente los avances del grupo. Son negativos y se lo transmiten al resto, consciente o inconscientemente. Este tipo de actitudes, redundarán en el resultado del proyecto.

La relación entre los miembros de ese equipo debe ser cordial para que el grupo sea efectivo. Eso no supone que tengan que ser necesariamente amigos, pero sí que puedan trabajar en equipo sin problemas, ayudando, animando, colaborando incluso, reforzando los esfuerzos del resto. Al fin y al cabo, se trata de la convivencia de un grupo reducido de personas. Los equipos de trabajo se forman sin que unos miembros se puedan elegir a otros. Por eso, supone que los integrantes tendrán que amoldarse al grupo. No serán buenos miembros del equipo, personas egoístas, personas con afán de “medallitas”, ni personas que no estén dispuestas a trabajar con otros. Al elegir a los integrantes de un grupo, será esencial la labor del que elige quién integrará ese equipo. También será fundamental la labor del coordinador, si existe, que tendrá que estar atento al buen funcionamiento del equipo y actuar, si es necesario, para encauzar las actitudes correctas.

Ya va siendo hora de que en las empresas todos vayan en la misma dirección. Es una pena que dentro de una misma empresa haya tantas microempresas, que se posicionan en contra unos de otros, o incluso se aíslan, cuando en realidad, están en el mismo barco. Hay veces que se pone como excusa que las cosas siempre se han hecho así y por eso hay que seguir haciéndolas igual. Quizás ha llegado el momento de que las cosas cambien. La tradición no significa que sea la forma correcta de actuar. Hay que abrir la mente para avanzar.

El compartir y experimentar con los demás a nivel profesional es algo que nos hace crecer y madurar apoyándonos unos en otros.

En resumen, el trabajo en equipo requiere que los integrantes se complementen unos con otros de tal forma que cada uno ocupe su posición aportando y apoyándose en los demás en aquellas cosas que no domina tanto, para llegar al equilibrio y la empresa gane con una plantilla dinámica, dispuesta a trabajar y sacar adelante los diferentes proyectos.

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